Las Cartas de Cyrano de Bergerac

Hércules Savinien de Cyrano, Caballero de Bergerac, quizás el más romántico de los héroes conocidos. Supe de su existencia cuando mi madre me regaló el libro; tenía 12 años de edad. Han pasado más de 40 años y sigue siendo mi personaje predilecto. En mi carrera como escribidor de cuentos, hacedor de personajes y soñador empedernido, decidí utilizar tal nombre en su honor, y he tratado de ser lo más fiel posible a sus pensamientos.

sábado, enero 28, 2006

CARTA III - Desde el cementerio



Amada Roxana

Cielo, visité hoy por fuerza el cementerio. Presencié la inhumación del cuerpo de una dama amiga. Vi su ataúd descender al tercer nivel de los muertos. Los sepultureros, luego de verificar que estaba bien cerrado el féretro, colocaron una placa de cemento en la tercera bóveda; cubrieron con sumo cuidado las grietas por donde se colaba el aire y algo de luz. Por si fuese poco, enclavaron un cofre encima para proteger la placa. Vino después la tierra...
Al irse todos, me quedé largo rato con la no presencia. En un acto de rabia o dolor, tomé por el brazo a uno de los enterradores y le conminé a decirme si acaso temían que la dama pudiese escaparse... el hombre me miró sin mirarme y habló sin decir palabras. Movió los labios y creo que dijo: “nunca se sabe”. Dio media vuelta y partió sin voltear, rumbo a ninguna parte con su pala, con su pico y con la mueca de mi rostro lloroso en su mente, con los aditamentos de enterrar...
Me quedé con la no presencia y sentí su risa, escuché su voz e inmediatamente sonreí, me confesó que jamás se atrevería a escapar de la trampa por ella misma colocada. Ellos, los mortales, dicen que se fue, pero quizás algún día entenderán que había sido bendecida por Apolo, Venus y todos los Dioses del mundo, ella había emprendido un viaje al lugar donde su amado hace 15 años se marchó. Él la esperaba con paciencia y la contemplaba en la lejanía, esperando que EL SEÑOR le recompensara llevándola a su lado. Entendí entonces que los mortales fueron engañados, yo entre ellos, al llorarla creyéndola infeliz, pero ella es hoy, Cielo, la mujer más feliz en su nueva condición de inmortal, porque está al lado del único hombre que quiso en su vida. ¡Sí, ella es supremamente feliz!

Amada Roxana

Disculpa esta nota, pero es un tributo que deseaba compartir contigo. Estoy en el baile, bebo de tu vino, disfruto tu risa y aplaudo tus locuras. TE AMO, a pesar de nuestros destinos, TE AMO.


Hércules Savinien de Cyrano
Caballero de Bergerac